Las quemaduras por fotodepilación, si bien no son muy frecuentes, se presentan en algunos casos. Es importante, antes de decidirse por este procedimiento, el conocer todos los factores asociados, así como los posibles riesgos. La decisión que se tome debe ser completamente informada por el profesional acreditado.
En la gran mayoría de los casos, estas quemaduras, obedecen a que los centros o clínicas de estética no cuentan con el personal cualificado y/o equipos adecuados para llevar a cabo este tipo de procedimientos de forma correcta. Las quemaduras derivadas de la fotodepilación pueden ser bastante dolorosas y requieren de tratamiento especializado par parte de un dermatólogo.
Muchos pacientes son engañados por parte de los pseudoespecialistas, quienes afirman que la presencia de ampollas o dolor intenso después del procedimiento es normal, lo que hace que el paciente no preste mayor atención al problema agravándolo aún más por la falta de tratamiento.
En la mayoría de los casos en los que las quemaduras son tratadas de forma adecuada y oportuna, la posibilidad de marcas disminuye notoriamente, pero en alunos casos las cicatrices no desaparecen, lo que obliga a los pacientes a vivir con estas marcas de por vida o a someterse a procedimientos quirúrgicos para eliminarlas. Es vital cerciorarse que de el lugar que se elija para realizar este procedimiento cuente con todas las garantías para atender una situación como esta y así evitar mayores complicaciones.
Los equipos de fotodepilación tienen 3 factores que deben ser regulados por los médicos antes de realiazar cualquier procedimiento de depilación. Estos son:
La potencia del disparo de la luz
La duración del disparo de la luz
El tamaño del spot o rango de cobertura en cada disparo de luz